El Segundo Guardian del Umbral

El Segundo Guardián del Umbral es un símbolo de las dudas que asaltan al novel Iniciado y lo torturan: "Me habré equivocado? Es este el correcto Sendero Espiritual? No me condenaré e iré a parar al infierno?" y mil otras tonterías por el estilo. Es el residuo de nuestra naturaleza inferior que, aliada con nuestros condicionamientos anteriores, pugna por crear obstáculos para nuestra elevación espiritual. En la Tetralogía wagneriana esto se halla simbolizado por el enano Alberich que se torna invisible con la capucha mágica y golpea a Siegfried. A menudo estos Guardianes del Umbral se corporizan en familiares y amigos que hacen todo lo posible por hacernos desistir de nuestros esfuerzos para elevarnos interiormente.

Los Pequeños Misterios comienzan con la Iniciación y el ingreso a una Orden Iniciática donde se desarrollará, como hemos dicho, un largo proceso de muchos años de disciplina espiritual.

El primer Guardian del Umbral

El Primer Guardián es en realidad un monstruo pero... está dentro nuestro. Se lo representa a menudo como dragón y representa simbólicamente a nuestra naturaleza inferior que debe ser vencida y dominada. De hecho el dragón es una representación idealizada y fantástica de los saurios prehistóricos. De ellos, nos guste o no, proviene y desciende zoológicamente el ser humano. Y hay que vencer a este dragón-saurio en nosotros y sus tendencias agresivas, egoístas, separativas y materialistas sublimando por entero a nuestra naturaleza. Esto, por cierto, no es fácil. De ahí la imagen de "bañarse en la sangre del dragón".

Significa matar todas las bajas tendencias de nuestra naturaleza inferior lo cual, desde luego, supone gran dolor y esfuerzo.

El mensaje del Loto

Si observamos la flor de loto vemos que no hay en ella nada de superfluo y su único plan es desarrollarse y ofrecer la belleza de su fragancia y de su luz.

Pero el loto no nos muestra su tallo que es como la personalidad, sino que nos muestra sólo lo esencial, la belleza y el perfume, lo espiritual, y no lo superfluo.

El loto nos da un excelente mensaje para que nos separemos de las cosas banales y nos quedemos en lo esencial al relacionarnos con los demás seres. Si podemos irradiar luz y amor en todo momento, si podemos irradiar una sonrisa en todo momento, sólo entonces podemos compararnos al loto. Un loto siempre nos manda un mensaje al decirnos: "Muestra lo hermoso que llevas en ti, muestra la luz que hay dentro de ti, muestra cómo se está abriendo tu corazón al Amor, muestra la ternura, pero que todo esto suceda inadvertidamente y en silencio". El loto nos puede transmitir muchos mensajes.


El loto vive en los tres mundos. Tiene sus raíces en la tierra, su tallo en el agua y su flor por encima de ella. La triple existencia del loto es como la triple existencia del ser humano. El loto no pierde el contacto con la tierra a pesar de que pueda vivir en la Conciencia Superior

Como el loto tiene su tallo, el ser humano tiene la columna vertebral, e igual que crece la flor del loto sobre sus tallo, así también crece la cabeza en el ser humano. En el caso del ser humano común, el loto de la cabeza está cerrado, mas cuando se trata de un hombre de sabiduría, el loto se despliega. Los seres humanos son como capullos de loto y los Maestros son como lotos florecidos.

Vida Interior

Para actualizar la vida del Espíritu en el alma es indispensable que el hombre se reconozca a sí mismo, profunda e íntimamente.

Aunque Cristo nazca en Belén mil veces y no dentro de ti, tu alma estará descarriada.

La Cruz del Gólgota tu buscas en vano, a menos de que se levante en ti mismo".

El germen de la Eternidad está en el alma, en la Intimidad interior del Ser. Cuanto más el alma se aparta del bullicio exterior, más se clarifican en ella los pensamientos y los sentimientos verdaderos.

El mundo corre vertiginosamente hacia la cumbre de la Divinidad Intelectual, pero ¿qué encontrará en esa cima cuando ya todo lo posea y ya nada podrá abarcar?

Es indispensable que unos pocos hombres no se dejen arrastrar por el torbellino grandioso del progreso humano y permanezcan en sí, desenvolviendo su vida espiritual, porque los hombres, máquinas pensantes, no podrán seguir sin la luz de la vida espiritual.


Si bien hay muchos movimientos espirituales en el mundo, son sin embargo muy pocos aquellos que los realizan. Todos los discursos, los libros, las prácticas son vanas y cansadoras si el alma no practica de por sí la vida espiritual, y esto es imposible si el ser no se recoge íntimamente en sí, y no experimenta al vivo las enseñanzas recibidas.

En la intimidad el hombre vuelve a encontrarse a sí mismo; vuelve a pensar, a intuir, a amar y a buscar a Dios solo.

Aún más, descubre la verdad absoluta y única: de que este Dios Ignoto, tan buscado y tan poco conocido, tan ser vivo y tan abstracto al mismo tiempo, está allí, palpitante y alerta en el secreto del alma.

Sólo allí está El, y sólo allí encuentra el Ser las palabras divinas que comunican a la humanidad con la Divinidad.

Estos conceptos resultan difíciles de ser comprendidos a pesar de ser tan simples, porque la generación actual está educada para la acción intensiva, para el movimiento continuo, para el resultado práctico e inmediato.


Pero, de verdad, hay unos pocos que escapan a esta corriente y aprenden el valor de detenerse para mirar, aún un solo instante, dentro de sí.

Descubrirse a uno mismo es haber encontrado el Buen Camino de la Vida Interior.

La Verdad

Del mismo modo que el concepto de la verdad formado por el hombre ha cambiado en la historia, así cambia también en la vida de cada individuo. Lo que es verdad para un niño puede no serlo para un adulto.

El crecimiento de la comprensión, la habilidad de razonar, sea cual fuere la cantidad de conocimientos acumulados, hace variar el punto de vista del adulto. De igual manera, las opiniones del hombre moderno y del hombre primitivo son diferentes.

Cuando consideramos nuestra vida pasada nos sentimos inclinados a creer que la verdad, en sí, ha cambiado. Lo que parecía razonable antes puede parecer diferente de lo que aceptamos hoy, hasta el punto de que parece que se tratara de dos cosas sin relación.

En realidad, la relación entre el hombre primitivo y el hombre moderno, lo mismo que la que existe entre el niño y el adulto, es un claro ejemplo de que la verdad no ha cambiado, y de que sólo hemos aprendido algunos grados de la verdad.

La verdad es inherente a la realidad última; es una fase del Cosmos o de Dios. Estos términos están tan estrechamente unidos que probablemente no son otra cosa que un nuevo ejemplo del conocimiento limitado que de la verdad tiene el hombre, que es lo que lo lleva a separar cosas, como la verdad, la realidad última, la ley Cósmica y Dios.

La sombra o el oro en el plomo


El miedo surge en el proceso del desarrollo de la personalidad, cuando el individuo en maduración se halla confrontado con las sombras proyectadas por su rechazo a afrontar constructivamente los desafíos de un nuevo orden de vida y conciencia.


Cuando tales rechazos se acumularon a través de una larga serie de ciclos, en una civilización o individuo de elevado desarrollo espiritual, la confrontación con la Sombra puede llegar a ser cataclísmica, pero en la mayoría de los casos se experimenta como un miedo algo incontrolable a lo desconocido, haciendo que nos retraigamos en dar el paso audaz, cruzando el umbral que, a través de la vasta oscuridad del inconsciente, nos conduciría hasta el reino de los misteriosos poderes genéricos y colectivos, los Arquetipos.


Toda posibilidad puede llegar a ser una realidad positiva o negativa. Si el miedo tiende a convertirla en una manifestación negativa, la fe la transforma en un hecho positivo. Llegar a la madurez es haber vencido sobre el miedo a la responsabilidad y a perderse en un Yo mayor. La verdadera vida de la personalidad es una vida de victorias siempre renovadas. Al menos hasta donde conocemos, no hay victorias finales.


El principal problema de la educación de la personalidad es, por tanto, la transmutación del miedo en fe. “El encuentro con la sombra es el encuentro con uno mismo”, Pero si se enfrenta con valentía y fe, la sombra desaparece.

El conflicto entre el consciente y el inconsciente, la luz y las tinieblas, no es bueno ni malo, sino necesario para el crecimiento, ya que de él puede surgir la integración y una conciencia más amplia. Como dirían los alquimistas: “la sombra es el símbolo del plomo que debe llegar a ser el oro del Espíritu”.


Las sombras son agentes del karma negativo acumulado, que con su carga de limitaciones nos cierra el paso hacia delante. Pero tal bloqueo no es absoluto simplemente ocurre que para avanzar hay que vencer esos límites que nos detienen y prueban nuestras fuerzas, dándonos a la vez la posibilidad de desarrollar nuestros poderes superiores, al vencer los obstáculos con una fuerza contraria y de mayor intensidad. A mayor obstáculo, mayor será la fuerza a desarrollar para vencerlo. Todo tiene su compensación positiva.
Aunque las sombras nos rodeen hoy, podemos disiparlas con ese Sol invencible que lucha detrás de las tinieblas, para iluminar nuestra vida y la de todos los seres que buscan conquistar su eterna Luz.

Hay fuerzas ancestrales y transformadoras en nosotros que nos impulsan hacia Arriba y hacia adelante; aliémonos con ellas y conquistemos día a día ese tesoro que nos ofrecen a cambio de nuestro Valor; la Sabiduría de recordar y saber quiénes somos realmente más allá de las sombras presentes. Esa que nos otorgará para el camino y la escalada, el entusiasmo necesario para no perder la Fe y la Esperanza y levantarnos “mil veces y más” si son necesarias, cada vez más fuertes y generosos, seguros de la Victoria final sobre la oscuridad interna y exterior.