La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo,

La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo,
la tentativa de un camino, la huella de un sendero.
Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo;
pero todos aspiran a llegar a serlo, oscuramente unos, más claramente otros,
cada uno como puede. Todos llevan consigo, hasta el fin,
viscosidades y cáscaras de huevo de un mundo primordial.
Alguno no llega jamás a ser hombre,
y sigue siendo rana, ardilla u hormiga.
Otro es hombre de medio cuerpo arriba, y el resto, pez.
Pero cada uno es un impulso de la Naturaleza hacia el hombre.
Todos tenemos orígenes comunes: las madres;
todos nosotros venimos de la misma sima,
pero cada uno –tentativa e impulso desde lo hondo- tiende a su propio fin.
Podemos comprendernos unos a otros, pero sólo a sí mismo puede interpretarse cada uno.

El impulso por saber

Lo cierto es que he podido comprobar que en aquellos que poseen un espíritu de superación surge naturalmente en algún aspecto ese impulso por saber.

Por otro lado, el embotamiento en el consumismo, o la dilapidación del tiempo libre en horas interminables ante la televisión o los videojuegos adormecen toda inquietud,... mientras que el contacto directo con la naturaleza y con otros seres humanos, los viajes o el arte, abren la mente y despiertan una empatía hacia el mundo y su significado.

En cualquier caso, está claro que la búsqueda de la verdad no solo es un impulso hacia fuera queriendo encontrar lo válido y auténtico, sino hacia adentro, despertando las sensibilidades y capacidades para ver, sentir, entender y ser.

En el frontis del templo de Delfos, se podía leer: “Conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”.

Y es que, tal vez, la clave para desvelar el universo se encuentre en nuestro interior, como parte de él que somos.

En una escala natural de nuestras realidades internas, el impulso por conocer nos lleva a un aprendizaje y a un desarrollo de habilidades que completan nuestra realidad humana en un proceso creciente.

Aprender a hacer?, Aprender a sentir?, Aprender a ser?, Aprender a conocer ?,... Si nos detenemos un momento a observarnos, veremos que cada cual necesita potenciar algún especto más que otro si queremos obtener un equilibrio que se resuma en la natural realización de nuestro ser.

Y es en ese trabajo donde se puede decir que se halla la sabiduría, pues el único que puede alcanzarla es el ser, dando sentido y finalidad a todas sus expresiones en la vida.