La sombra o el oro en el plomo


El miedo surge en el proceso del desarrollo de la personalidad, cuando el individuo en maduración se halla confrontado con las sombras proyectadas por su rechazo a afrontar constructivamente los desafíos de un nuevo orden de vida y conciencia.


Cuando tales rechazos se acumularon a través de una larga serie de ciclos, en una civilización o individuo de elevado desarrollo espiritual, la confrontación con la Sombra puede llegar a ser cataclísmica, pero en la mayoría de los casos se experimenta como un miedo algo incontrolable a lo desconocido, haciendo que nos retraigamos en dar el paso audaz, cruzando el umbral que, a través de la vasta oscuridad del inconsciente, nos conduciría hasta el reino de los misteriosos poderes genéricos y colectivos, los Arquetipos.


Toda posibilidad puede llegar a ser una realidad positiva o negativa. Si el miedo tiende a convertirla en una manifestación negativa, la fe la transforma en un hecho positivo. Llegar a la madurez es haber vencido sobre el miedo a la responsabilidad y a perderse en un Yo mayor. La verdadera vida de la personalidad es una vida de victorias siempre renovadas. Al menos hasta donde conocemos, no hay victorias finales.


El principal problema de la educación de la personalidad es, por tanto, la transmutación del miedo en fe. “El encuentro con la sombra es el encuentro con uno mismo”, Pero si se enfrenta con valentía y fe, la sombra desaparece.

El conflicto entre el consciente y el inconsciente, la luz y las tinieblas, no es bueno ni malo, sino necesario para el crecimiento, ya que de él puede surgir la integración y una conciencia más amplia. Como dirían los alquimistas: “la sombra es el símbolo del plomo que debe llegar a ser el oro del Espíritu”.


Las sombras son agentes del karma negativo acumulado, que con su carga de limitaciones nos cierra el paso hacia delante. Pero tal bloqueo no es absoluto simplemente ocurre que para avanzar hay que vencer esos límites que nos detienen y prueban nuestras fuerzas, dándonos a la vez la posibilidad de desarrollar nuestros poderes superiores, al vencer los obstáculos con una fuerza contraria y de mayor intensidad. A mayor obstáculo, mayor será la fuerza a desarrollar para vencerlo. Todo tiene su compensación positiva.
Aunque las sombras nos rodeen hoy, podemos disiparlas con ese Sol invencible que lucha detrás de las tinieblas, para iluminar nuestra vida y la de todos los seres que buscan conquistar su eterna Luz.

Hay fuerzas ancestrales y transformadoras en nosotros que nos impulsan hacia Arriba y hacia adelante; aliémonos con ellas y conquistemos día a día ese tesoro que nos ofrecen a cambio de nuestro Valor; la Sabiduría de recordar y saber quiénes somos realmente más allá de las sombras presentes. Esa que nos otorgará para el camino y la escalada, el entusiasmo necesario para no perder la Fe y la Esperanza y levantarnos “mil veces y más” si son necesarias, cada vez más fuertes y generosos, seguros de la Victoria final sobre la oscuridad interna y exterior.

2 comentarios:

  Janeth

7 de octubre de 2009, 17:35

Alicia muchas gracias por la visita y por tus bonitas palabras, que bueno que te guste mi blog, el tuyo tambien es muy hermoso, y esta entrada en particular me enseño muchisimo, te seguire leyendo cada ves que actualices ya que los temas que tratas me encantan, soy una esoterica lo mismo que tu y creo que tenemos mucho en comun
Besitos

  Florencia Madeo Facente

7 de octubre de 2009, 19:24

El hombre teme porque es conciente de su fragilidad...Cree que la muerte, la nada, son irremediables. Yo creo que el hecho de ser cobarde es algo aún más difícil de solucionar.
Enfrentarse a la vida con una sonrisa, no importa si resulta hipócrita y habla mal detrás nuestro...Sólo al elevarmos podemos sentir el verdadero poder del espíritu.
Saludos!